Colaboradores comprensivos, productividad garantizada

La semana pasada te hablé de la importancia de tener una visión clara del rumbo de tu empresa a la hora de aplicar la mejora continua, hoy quiero continuar con este tema haciendo énfasis en uno de los valores que más enriquece la implementación de este tipo de estrategias en un equipo: la comprensión.

 

Estoy segura de que los miembros de tu equipo conocen cuales son las tareas básicas del puesto que desempeñan. Pero te pregunto, ¿tienen claro el impacto beneficio que el cumplimiento de sus tareas tiene en el ecosistema de la empresa?

 

En mi experiencia en la aplicación de estrategias de mejora continua desde el ámbito tecnológico, he visto que por obvio que parezca no es un hecho y resulta ser un parteaguas a la hora de asegurar el éxito de dichas estrategias. Sígueme.

 

En el desarrollo de productos tecnológicos, a la hora de diseñar un sistema debemos considerar que la plataforma se compone o se compondrá de varios módulos interrelacionados entre sí, que generalmente estarán representados por un área o departamento de la empresa.

 

Al ser la organización un organismo vivo, las tareas ejecutadas por cada área ofrecen un resultado a un siguiente departamento lo que permite dar continuidad al ciclo de trabajo. El resultado generado deberá ser interpretado y trabajado por una o varias personas quienes a su vez trabajarán un resultado con esa información obtenida.

 

Esta interconexión que se genera entre cada una de las áreas, por obvia que parezca, es muy común que pase desapercibida y sea el origen de muchos de los problemas de ineficiencia y baja productividad. Esto se debe a que las personas y los departamentos no son concientes del impacto que sus acciones tienen en el ecosistema y se limitan a trabajar de forma aislada cumpliendo simplemente con sus tareas, sin tener en cuenta el impacto de sus acciones.

 

El no tener la capacidad de trabajar desde una perspectiva común impide lograr resultados de alto impacto porque los esfuerzos se dan de forma aislada y descoordinados. Eso a la larga no sólo te impide mejorar, sino que incluso baja la moral del equipo porque darte los resultados que esperas les resulta más complejo de lo que debería.

 

Si esta situación te suena familiar, lo más recomendable es incentivar la comunicación entre áreas y personas de tal forma que cada quien, teniendo claro qué es lo que deben hacer ahora se abran a escuchar cómo sus resultados impactan en el ecosistema.

 

Una manera de lograrlo es promoviendo el trabajo integral, que es una dinámica de la cultura empresarial japonesa que consiste en que los colaboradores de nuevo ingreso rotan de puesto de trabajo durante los primeros años con el propósito de conocer varias áreas de la empresa y adquirir una vasta experiencia y conocimiento de la misma y a la larga poder tomar decisiones integrales para la empresa.

 

Por supuesto, puedes adaptar este ejercicio a periodos más cortos de tiempo para asegurar que cada uno conozca de verdad el trabajo y comprenda la interdependencia que existe entre cada área y personas.

 

El abrir estos canales de comunicación facilita la coordinación de esfuerzos y le abre camino a la proactividad. Porque cuando la gente se siente escuchada y tomada en cuenta, se sube al barco y se motiva para aportar a un crecimiento del que se sabe parte y del que siente beneficiado y por ende, no le pesa trabajar para él.


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